domingo, 29 de marzo de 2015

Los grandes comercios cierran los domingos

Desde el pasado 15 de Marzo, las grandes superficies y muchos otros comercios no pueden subir la persiana los domingos. Lo prohibe la nueva ley. En realidad, el día 15, primer domingo en vigor, coincidió en festivo (conmemorando la revolución contra Austria de 1848), así que hubiesen cerrado de todos modos. Pero el 22 de Marzo ya fue el primer domingo "normal" que los comercios no abrieron.

La ley se aprobó el 15 de Diciembre del año pasado, y entró en vigor el mencionado 15 de Marzo de este año. Un tanto confusa, como tantas otras leyes, porque obviamente va cargada de excepciones. Información que me parece muy útil para los extranjeros que no hablan húngaro, y que expongo a continuación, porque más de uno habrá ido tan feliz al supermercado bolsa en mano el pasado domingo y se tendría que dar la vuelta en la puerta con el rabo entre las piernas.

No están afectadas, y por tanto pueden abrir los domingos, aquellos comercios de 200 o menos metros cuadrados de superficie en las que trabaje su dueño o familiares cercanos (negocios familiares). Se excluyen igualmente de esta ley las tiendas cercanas a estadios o estaciones de tren y autobús, aeropuertos, hospitales, tiendas de gasolineras, restaurantes, farmacias, floristerías y panaderías. Los estancos no están excluidos. No se permite la entrega a domicilio de compras on-line. La ley permite a los afectados abrir los 4 domingos previos a la navidad y uno más durante el año, a libre elección. Por otra parte, entre las 22 horas y las 6 horas también deben estar cerrados al público de lunes a sábado.


Hipermercado de la británica Tesco, afectado por la nueva ley. Tesco es el primer grupo de distribución alimentaria en cuanto a facturación en Hungría.


Para quien no lo sepa, Hungría posee una leyes económicas ultraliberales, como casi todos los países de Europa del este, que sin embargo, en los últimos años, el gobierno conservador de Fidesz, ha comenzado a retocar, causando una gran repercusión en los medios de comunicación internacionales, poco acostumbrados a hablar de este país. En el caso de las grandes superficies comerciales, tienen (mejor dicho tenían) libertad total de horarios, y la mayoría abría las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Aunque ya me había acostumbrado antes a ver en países como Reino Unido a señoras en albornoz haciendo la compra a las 3 de la madrugada, me chocó al llegar a Hungría. Al fin y al cabo, yo venía de una tierra donde el domingo no abre ni una tienda, y muchos menos a la noche, bajo pena de multa.

Pero para entender todo este asunto, hay que remontarse al año 2011, cuando el partido KDNP (siglas de Partido Popular Demócrata Cristiano, Kereszténydemokrata Néppárt) que gobierna en coalición con Fidesz desde 2010 y gracias al cual el gobierno tuvo la mayoría absoluta hasta hace poco, propuso aprobar una ley que obligase a las grandes superficies comerciales a cerrar los domingos, argumentando ser este el día de descanso cristiano. Fidesz lo descartó de inmediato, justificando que la situación económica del país no podía permitirse semejante lujo. El propio primer ministro Viktor Orbán confesó comprar los domingos. Hay que tener en cuenta que, por las encuestas, la ley es bastante impopular. En torno a un 60% se muestra a favor de que los comercios abran en domingo, y algo más de un 30% a favor del cierre. Y eso a pesar de que se calcula que tan solo el 11% de las compras se hacen los domingos.

Sea como fuere, el año pasado el KDNP volvió a la carga y realizó de nuevo la propuesta de su "domingo cristiano". Y esta vez convencieron a Fidesz. Quizás porque ve como su apoyo popular va disminuyendo pese a haber conseguido mayoría absoluta en los dos últimos comicios, y cada vez es más crucial su coalición con el partido demócrata cristiano y sus escaños. Las malas lenguas hablan de que este cierre perjudica al gran comercio, controlado sobre todo por empresas extranjeras, mientras que el pequeño comercio, generalmente en manos húngaras, y al que no se le prohibe cerrar, sale favorecido. Se ha vuelto hablar de otro ataque autoritario al libre mercado, del perjuicio a los consumidores, pero ningún medio parece recordar que también hay trabajadores de por medio. Uno de los argumentos de Fidesz que más coherentes me ha parecido ha sido el de que las vecinas Austria y Alemania llevan años haciendo lo mismo, obligando a las grandes superficies a cerrar los domingos, y no se ha montado tanto escándalo (especialmente en  los medios extranjeros) como ahora con el caso de Hungría.

Se habla también del peso que supondrá en la economía, cosa que me parece absurda. Menos ventas y menos recaudación de impuestos, dicen. Claro, si descontamos la facturación del domingo a secas. En realidad lo que sucede es que la mayor parte de estas ventas serán transferidas al resto de días de la semana. La gente sigue comiendo los domingos, y no creo que nadie vaya a dejar de comprarse una tablet, por ejemplo, porque el domingo está cerrado el media markt. Alemania o Austria no se han ido a pique por cerrar los domingos. Ni ningún país. Y la gente se acostumbró enseguida al nuevo horario.

La polémica del cierre los domingos está en casi todos los países, también en España y el resto de Europa. Para le gente es muy cómodo ir de compras el domingo, esto es innegable. Para el trabajador del comercio, no es muy agradable tener que trabajar este día. Yo he trabajado en una grande superficie y sé lo que es esto. Y gracias a Dios no en Hungría. Donde al mirar a la cajera al pagar veo una persona que trabaja de lunes a domingo por unos escasos 300 € al mes. Pues bien merece esta persona descansar el domingo. Y eso que en muchos supermercados ya hay unas máquinas a la salida donde te autocobras la compra. Ojo, que los precios de los artículos son los mismos que en Europa occidental, donde los sueldos se duplican o triplican. Por tanto, estas multinacionales se lo llevan crudo. Con razón han protestado con la boca pequeña.

La británica Tesco, la holandesa Spar o las alemanas Lidl y Aldi son los principales dueños de los hipermercados, y la danesa Jysk, la sueca Ikea y las alemanas Obi y Praktiker lo son de muebles y menaje de hogar. Los supermercados más pequeños son los húngaros CBA y Reál, muchos en realidad franquicias en manos de familias, que no tendrán que cerrar la persiana los domingos. Claro que los dueños de CBA son personas cercanas o afines a Fidesz, también saldrán ganando. Estos son los principales beneficiados por la nueva ley que parece hecha a medida para ellos, y lo que ha generado comentarios y artículos para todos los gustos, algunos sobre que incluso las empresas extranjeras se marcharían de Hungría y venderían sus hipermercados a los dueños de CBA. Como si Tesco fuese a marcharse de Hungría con el negocio tan boyante que tienen. Y si últimamente han cerrado algún supermercado ha sido por otra ley, que prohíbe mantener abiertos supermercados que dan pérdidas constantemente (lo que se considera competencia desleal). ¿No es esta última una ley que incluso fomenta el libre mercado y castiga el monopolio?

Retomando el asunto de los domingos, la solución que beneficiaría a trabajador y cliente existe, claro. Una ley que permita abrir domingos y festivos obligando a contratar a gente exclusivamente para este día. Al fin y al cabo, hay muchos estudiantes y demás gente dispuesta a trabajar este día y ganar algo de dinero. Pero no obligar al currela de medio pelo a trabajar toda la semana. Independientemente de que el domingo sea el día del señor o no. Cada uno que elija si quiere ir a la iglesia o hacer otras cosas.


Facturación de las principales empresas de alimentación e higiene en Hungría.

jueves, 26 de marzo de 2015

Pueblo Székely

Los székely (también llamados szekler en alemán) son una etnia húngara un tanto peculiar, que reside en la tierra o país székely (Székelyföld), una región de Transilvania, en Rumanía. Su nombre significa "guardián de la frontera", y es debido a que en su origen se asentaron en los Cárpatos, en el límite oriental del Reino de Hungría, desde hace más de un milenio, vigilando la frontera húngara. No está muy claro como llegaron aquí, si eran las mismas tribus magiares que vinieron desde los Urales en el siglo IX o si fueron una primera oleada que llegó previamente en el siglo VII. En cualquier caso, su relativo aislamiento (especialmente tras la ocupación otomana de la mayor parte del territorio del reino de Hungría, que les separó de los húngaros occidentales, quienes quedaron en manos de los Habsburgo-Austria) les ha otorgado algunas de sus características culturales, su dialecto y costumbres propias.


Bandera székely.

Zonas de Rumanía con mayoría szekély (en amarillo), fundamentalmente en los condados de Hargita/Harghita, Kovaszna/Covasna y Maros/Mures. Es lo que se denomina país Székely o Székelyföld (en húngaro), y se encuentra en el centro geográfico rumano.

Territorio székely. La línea naranja es la frontera propuesta por el consejo nacional székely. Las zonas verdes son de mayoría húngara y las azules de mayoría rumana.


Durante la época del Reino de Hungría los húngaros székely vivían bastante bien, con un estatus de autonomía relativo y una productiva agricultura. Con la ocupación otomana en el siglo XVI, aunque perdieron soberanía, se las apañaron para preservar sus costumbres. En es mismo período, la otra parte (occidental) que quedó de Hungría adoptó cierta influencia germana de los Habsburgo, quienes posteriormente iniciarían la reconquista, por lo que muchos székely se consideran a sí mismos como húngaros más "auténticos" que sus vecinos de la actual Hungría.

Tras la primera guerra mundial y el tratado de Trianón, en 1920, Transilvania pasaría a formar parte de Rumanía. Los húngaros no eran mayoría en el conjunto de Transilvania, aunque su número no era muy inferior al de los rumanos, y había muchas zonas concretas donde los húngaros sí eran mayoría (sobre todo al este). Se inició un proceso de rumanización de los húngaros (más o menos a la inversa que hasta entonces: el Reino de Hungría había ejercido un fuerte proceso de magiarización a los rumanos antes). Después, y por menos de un lustro, durante la segunda guerra mundial, de 1940 a 1945, la parte norte de Transilvania volvió a formar parte de Hungría (segundo arbitraje de Viena), pero tras perder de nuevo la guerra, se volvió al estatus de Trianón y a incorporarse nuevamente a Rumanía.


Marosvásárhely (Tirgu Mures), ciudad de unos 130.000 habitantes donde en las dos últimas décadas han convivido una población 50% rumana y 50% húngara.

Población de Marosvásárhely. Hasta el final de la primera guerra mundial y el tratado de Trianon habitada fundamentalmente por húngaros, con una minoría rumana. A partir de ser transferida a Rumanía, la población rumana ha ido creciendo y la húngara disminuyendo.


En 1952, sin embargo, los székely consiguieron una gran autonomía al fundarse la Región Autónoma Húngara, en la zona donde se asentaba la mayor parte de húngaros (de sus 730.000 habitantes, un 77% eran húngaros y un 20% rumanos). En 1960 se añadió la región de Mures (con más rumanos que húngaros) para formar la Región Autónoma Húngara-Mures, diluyendo el peso de los húngaros hasta un 62%. En 1968, con el gobierno represivo de Ceaucescu, se suprimió toda autonomía y la antigua región se diluyó en tres provincias: Hargita, Covasna y Mures, con el mismo estatus que cualquier provincia rumana (es decir, subordinada a Bucarest, con un gobierno centralista similar al de Francia) y que no representaban ninguna nacionalidad. Tras la caída del comunismo y de la República Socialista Rumana, los székely soñaron con recuperar la vieja autonomía y autogobierno, pero no hubo ningún cambio. Y así hasta la fecha de hoy.


Kézdivásárhely (Tirgu Secuiesc), ciudad de unos 20.000 habitantes, casi todos húngaros.


Los húngaros de Transilvania se encuentran mayoritariamente en pueblos y pequeñas ciudades. Aunque hay un número importante de ellos en las grandes ciudades, su porcentaje es menor. Algunas localidades más importantes son las siguientes:

(ciudades de menos de 100.000 habitantes en total)
- Székelyudvárhely (Odorhieu Secuiesc): 96% de húngaros (unos 36.000)
- Kézdivásárhely (Tirgu Secuiesc): 91% (18.000)
- Gyergyoszentmiklós (Gheorgheni): 88% (15.000)
- Csíkszereda (Miercurea Ciuc): 81% (30.000)
- Sepsiszentgyörgy (Sfintu Gheorghe): 77% (41.000)

(ciudades de más de 100.000 habitantes en total)
- Tirgu Mures (Marosvásárhely): 45% (57.000)
- Satu Mare (Szatmárnémeti): 38% (35.000)
- Oradea (Nagyvárad): 25% (45.000)
- Cluj-Napoca (Kolozsvár): 16% (49.000)
- Brasov (Brassó): 7% (16.000)


Pese a que la constitución rumana dice en su primer artículo que Rumanía es un país unitario e indivisible (lo cual ya de entrada evapora la posibilidad de un territorio székely con autogobierno), permite a los municipios con más de un 20% de otra etnia el uso de su propia lengua en las instituciones, la educación y las señales y carteles oficiales, siempre junto con el rumano, aunque no permite la instalación de símbolos o banderas en edificios públicos (solo ondean la bandera rumana y la de la UE). Y los székely siguen utilizando su idioma y practicando su cultura (algunos apenas hablan algo de rumano). Muchos nacionalistas rumanos quieren abolir esto, y los húngaros se manifiestan de vez en cundo reclamando sus derechos y exigiendo un nuevo estatus de autonomía e incluso muchas veces la independencia. Desde Budapest se les apoya y se presiona al gobierno rumano, con lo que las relaciones entre ambos países suelen chirriar constantemente, sobre todo cuando la extrema derecha de alguno de los dos hace de las suyas. Por ejemplo a Gábor Vona, el secretario general de Jobbik, se le prohibió la entrada a Rumanía después de unas polémicas declaraciones en pleno territorio székely.


Manifestación a favor de la autonomía, con banderas székely, húngaras y de la casa de Árpád.


Los símbolos székely son un sol y una luna, y forman parte de su bandera, de color azul con una franja central horizontal amarilla. Hace unos años varios edificios oficiales en el territorio székely instalaron esta bandera, y el gobierno rumano trató de eliminarlas, constitución en mano (que no reconoce este territorio). Desde entonces en el parlamento de Budapest ondea una enorme bandera székely junto a la húngara como muestra de solidaridad.


Bandera székely en el parlamento de Budapest.


Muchos székely han ido emigrando de Transilvania desde que fueran absorbidos por Rumanía. Han pasado de ser el 25% de la población en 1920 al 18% actual. En números absolutos, se mantienen parecidos, es decir que la población rumana ha crecido considerablemente, mientras que la húngara se ha estancado. Aun así, si tenemos en cuenta que en 1992 había 1,6 millones de húngaros y en 2011 había 1,2 millones, significa que en dos décadas 400.000 húngaros han hecho las maletas. Sin embargo esto ha sido algo común en todos los países del este (incluida la propia Rumanía), ya que muchos de sus ciudadanos (especialmente los más jóvenes) han emigrado al extranjero. En el caso de los húngaros de Transilvania, la mayoría a ido a Hungría, Inglaterra, Irlanda o Alemania, y en el de los rumanos, a Italia o España.


Tusnádfürdö (Baile Tusnad), en el corazón de los Cárpatos, es una pequeña localidad de 1.400 habitantes en su mayoría húngaros, y en la que cada verano se celebra el festival Tusványos, el de mayor tamaño de la región Székely, al que acuden miles de jóvenes húngaros.


En 2010 el gobierno húngaro ejecutó una vieja promesa: encargarse de los húngaros que debido a Trianón vivían en los países de alrededor, y aprobó una ley mediante la cual se les garantizaba la nacionalidad húngara tras superar un examen de historia y lengua a dichos magiares étnicos. Se calcula que en 2013 unos 400.000 húngaros habían recibido de este modo la nacionalidad, de los cuales 280.000 eran húngaros de Rumanía (algo lógico teniendo en cuenta que son la mayoría). Sin embargo, la población de Hungría no ha crecido en estos años (de hecho ha disminuido), lo que significa que en realidad, más que mudarse a Hungría, lo han hecho a otros países más desarrollados. El pasaporte húngaro está más valorado y mejor visto que el rumano en la mayoría de empresas inglesas, irlandesas o alemanas, además de tener más facilidades legales.

La mayoría de húngaros étnicos fuera de Hungría no quieren ir al Estado húngaro, dejando atrás su tierra, familia o amistades. Tampoco es precisamente Hungría la tierra de las oportunidades. Quieren vivir donde están, en paz, con sus costumbres, cultura, idioma y educación, y autogobernarse, ser los que decidan sobre su presente y futuro, y no estar sometidos a las decisiones de Bucarest, Bratislava o Budapest.


Cluj-Napoca (Kolozsvár) representa muy bien el cambio étnico en gran parte de Transilvania desde que pasase a formar parte de Rumanía. En 1910, antes de la 1º guerra mundial, había un 14% de rumanos y un 82% de húngaros. En 2010, los rumanos eran el 81% y los húngaros el 16%.

Nota: las tablas, gráficos e imágenes se han extraído de wikipedia.

lunes, 23 de marzo de 2015

Transilvania

Transilvania (en húngaro Érdely, en rumano Ardeal y en alemán Siebenbürgen) es una región histórica que actualmente se encuentra en Rumanía, y que limita al este con los montes Cárpatos y al oeste con los montes Apuseni (Érdely-középhegység en húngaro), aunque a veces se considera que engloba todo el territorio entre la actual frontera entre Hungría y Rumanía y los Cárpatos. El nombre de Transilvania procede del latín "trans silva" (al otro lado del bosque), probablemente una traducción del nombre húngaro Érdely (erdő significa bosque). Tradicionalmente ha sido habitada por rumanos, húngaros y germanos, otorgándole una riqueza cultural y un patrimonio enormes.



Mapa actual de Rumanía. En amarillo claro, región histórica de Transilvania (belsó-érdely). En marrón, los territorios occidentales (Partium y Bánság), que a veces también se consideran Transilvania.


La región tiene una compleja historia. Fue el núcleo del antiguo reino de Dacia, hasta el siglo II, cuando el Imperio Romano la conquistó. Posteriormente, tras su retirada, estuvo habitado por hunos, avaros y eslavos, entre otros. Más tarde, en el siglo IX, llegarían los magiares desde el este, en sus migraciones a Europa desde los montes Urales y conquistarían Transilvania. Aunque muchos avanzaron a Panonia, allí se quedaron, o migraron (no está muy claro) varias tribus magiares, los székely, que se quedarían viviendo en los Cárpatos orientales vigilando las fronteras del reino de Hungría en el este, manteniendo sus tradiciones y costumbres al estar menos influenciadas por los germanos, como en el caso de la llanura Panónica (actual Hungría), a través del llamado Voivodato de Transilvania, subordinado al rey de Hungría.

Tras la derrota de Mohács, que supuso la ocupación otomana de la mayor parte Hungría en el siglo XVI, Transilvania pasó a ser un Principado semi-independiente, el llamado "Reino del Este", bajo la suzeranía (inferior a la soberanía) del Imperio otomano. Los Habsburgo controlaron la parte húngara occidental (el "Reino del Oeste"), y los otomanos se adueñaron de casi todo el territorio entre ambos.


Cluj-Napoca (en rumano) o Kolozsvár (en húngaro) es la ciudad más importante de Transilvania.


Posteriormente los Habsburgo expulsarían a los otomanos y Transilvania pasaría a su control, al igual que la reconquistada Hungría central. Finalmente se consiguió un estatus de "iguales" entre Austria y Hungría en el siglo XIX (formándose el imperio Austrohúngaro), hasta el final de la primera guerra mundial. Al ser Hungría una de las potencias derrotadas, el tratado de Trianón supuso la pérdida de Transilvania y los territorios fronterizos, que pasaron a formar parte de Rumanía. Tan solo durante la segunda guerra mundial la parte septentrional (hasta Kolozsvár) volvió a Hungría por menos de un lustro, y tras la guerra, de nuevo pasó a formar parte de Rumanía.

Así que, pese a formar parte de Rumanía en la actualidad, esto ocurre desde hace tan solo un siglo. Hasta un milenio atrás fue parte de Hungría, y antes de que llegaran los húngaros (magiares en realidad), estuvo ocupado por el Imperio romano, de la cual salió la Dacia romana, que fue el embrión de la actual Rumanía y su influencia latina. Por ello la gran disputa y la rivalidad histórica entre Rumanía y Hungría. Ambos lo consideran suyos, y ambos la habitan.


Ciudad de Brasov, Transilvania.


Geográficamente el territorio tiene como límite al este los Cárpatos orientales, una cordillera con forma de "C" invertida que hacen de frontera con la región rumana de Moldavia, con picos de hasta 2.500 metros. Al oeste están los Apuseni, algo más bajos, con picos de hasta 1.800 metros. Entre ambas hay una gran meseta (la meseta transilvana) con alturas de entre 300 y 500 metros. Como he mencionado, el territorio entre los Apuseni y la frontera húngara se considera muchas veces Transilvania. La región ocupa una región de 100.000 kilómetros cuadrados y cuenta con una población de 6,5 millones de habitantes.

La ciudad más importante de Transilvania es Cluj-Napoca (en húngaro Kolozsvár, en alemán Klausenburg), con 320.000 habitantes. Le siguen Brasov (en húngaro Brassó, en alemán Kronstadt) con 250.000, Sibiu (en húngaro Nagyszeben) con 140.000 y Tirgu Mures (en húngaro Marosvásárhely) con 130.000.


Mapa de Transilvania, donde pueden observarse los montes Apuseni, los Cárpatos, la meseta transilvana entre ambos, las principales ciudades y el Partium, entre Transilvania y Hungría.



Escudo de armas de Transilvania.


Hace un siglo la composición étnica de Transilvania era de un 53% de rumanos, 36% de húngaros y 10% de germanos. Actualmente su población es de un 76% de rumanos, 19% de húngaros, 3% de gitanos y un 0,7% de germanos. La población húngara se concentra sobre todo en las provincias de Hargita y Covasna, donde son mayoría (80% y 70% respectivamente) y Mures, con un 38%. Estas provincias son las más orientales (las más alejadas de Hungría, paradójicamente, donde viven los székely, pero ya hemos dicho que estos eran los "guardianes del este", así que es lógico que sean los más alejados). También hay importantes núcleos en la zona fronteriza con Hungría, especialmente al norte (Satu Mare tiene un 35% de húngaros, Bihor un 25%). 

Económicamente Transilvania es una región más desarrollada que la media rumana, con un PIB per cápita un 10% superior a la media nacional. Posee importantes reservas minerales, una potente agricultura e industria textil y acerías y turismo (debido a sus manantiales, montañas, castillos y balnearios). Pese a todo, si la comparamos con los estándares occidentales, el nivel de vida es bastante inferior.


Templo en Csíkszereda / Miercurea Ciuc. Esta pequeña ciudad es muy conocida entre los húngaros por albergar la romería de Csíksomlyói búcsú (próximamente escribiré sobre esto).

Egyeskö / Piatra Singuratica, una curiosa formación geológica.

Gyilkós-tó / Lacu Rosu, en la frontera entre Transilvania y Moldavia.

Castillo de Bran, donde se ambientó la novela de Drácula, cerca de Brasov.


Nota: mapas y fotografías extraídos de wikipedia.

viernes, 20 de marzo de 2015

Qué ver en el Balaton

Tras varias entradas sobre el lago Balaton, una zona del país que merece mucho la pena visitar, y de la que los húngaros pueden sentirse orgullosos, me gustaría cerrar el tema (al menos de momento) con un pequeño resumen que incluya los enlaces a las anteriores entradas. Por eso hago algunas propuestas, dependiendo de cuanto tiempo vayamos a dedicar en nuestra visita al lago:

- Definitivamente Balatonfüred (especialmente el paseo Tagore) y la península de Tihany son la primera opción para una escapada de un día desde Budapest. Pasear, ver cómo los niños dan de comer a los cisnes y comer hekk son esenciales. Es la opción más habitual entre los turistas que se acercan desde Budapest a pasar un día al lago. Si os da tiempo, se puede tomar el barco que cruza el lago hacia Siófok y volver en tren desde aquí (pero lo veo un poco apurado).




- Badacsony, en la costa noroccidental, sería mi segunda opción, en caso de quedarnos dos días en el Balaton, sobre todo si os gusta comer bien y el vino (puede considerarse la capital enológica del lago). Recomiendo probar la sopa de pescado, el vino blanco que elaboran en la región, y un plato principal a elegir, carne o pescado son ambas buenas opciones. De postre hay (o al menos había cuando yo estuve) un mix de varios postres húngaros juntos excelente. Sobre esta zona escribí en la misma entrada de Balatonfüred de arriba, que trata sobre la costa norte del lago en general.

- Si tenemos un tercer día, visitar Keszthely, con su famoso palacio Festetics, y junto a él, Héviz, un espectacular balneario muy famoso en Hungría situado en el centro de un lago, en el que se puede bañar (el agua del lago está templada y tiene origen termal). Os dejo el link (en inglés) aquí.

- Para un cuarto día, tomar el barco que cruza el Balaton entre Balatonfüred y Siófok y pasar allí el día en una buena opción. Podemos tomárnoslo con tranquilidad e ir a la playa a tomar el sol y bañarnos.




- Si tenemos más días, alquilar una bici y recorrer localidades de la costa (la sur es más llana y fácil para moverse en bici), parando donde queramos, es otra gran idea. O podemos dedicarlo a tomar el sol y bañarnos en el lago. Con un buen libro, un mp3, una toalla y protector solar no hace falta mucho más.

- Por último, la mejor opción: si tenemos una semana, recorrer el lago entero. Son algo más de 200 kilómetros, que en 7-8 días permiten etapas suaves y tiempo de sobra para visitar todos los sitios interesantes. En este caso, un pequeño desvío a Tapolca es muy recomendable. El pueblo es precioso y sus cuevas inundadas que pueden recorrerse en un pequeño barco de remo son altamente recomendables. Hace años elegí esta opción y es uno de los viajes más bonitos que he hecho. Aquí viene el relato (son dos entradas).


lunes, 16 de marzo de 2015

Vuelta en bicicleta al lago Balaton (II)

para ver la primera parte de esta entrada, haz click aquí.

El 2º día madrugamos y comenzamos otra soleada jornada en bicicleta, atravesando Balatonalmádi, Csopak y Balatonfüred. Comimos cerca de Csopak, en un lugar llamado Kerekedi Csárda, justo después de pasar el pueblo a mano derecha, comida buena y barata, aunque había más opciones, pero su decoración nos sedujo bastante. Tras esto, caminamos por el paseo Tagore de Balatonfüred, para volver a montar en la bici, recorrer la hermosa península de Tihany y subir a su famosa abadía desde la cual hay unas vistas magníficas del lago. Ya en plena tarde, nos dirigimos a nuestra pensión en el pueblo de Zanka. Este fue el día más duro de bicicleta, por ser el recorrido más largo (unos 50 kilómetros) y con la dureza de las cuestas de la costa norte. Sin embargo, fue una de las jornadas más bonitas, por el paisaje. A Zanka llegamos al anochecer, y nos costó encontrar nuestra pensión, solo había alemanes que no hablaban ni papa de húngaro o inglés. El sito se llamaba Hoffer Apartman, en Naplamente utca 5, Zanka. Bajamos al lago a cenar algo en una terraza donde las opciones eran el típico gyros o queso o carne empanada, a precios bastante buenos.


Puerto de Tihany, visto desde la abadía.

Los pequeños barcos abundan a lo largo de toda la costa del lago.


El 3º día fue el más caluroso, lo que endureció una etapa a priori fácil. Además estaban las agujetas del día anterior. El plan era ir desde Zanka hasta Tapolca, en unos 30 kilómetros de recorrido. Fue otro día precioso, salimos con la bici y paramos a desayunar en Révfülop, para continuar hasta Badacsony, uno de los lugares más bellos del lago, especialmente las vistas desde la terraza del restaurante Kisfaludyház, lugar de visita y comida obligatoria si pasáis por aquí. La subida al restaurante es a través de una cuesta empinadísima, solo posible con el plato pequeño de las bicicletas de monte. Otra opción es ir andando bici en mano o en taxi desde abajo. Arriba está el restaurante con vistas inmejorables y privilegiadas: la ladera del monte, cubierta de viñedos, el lago azul turquesa abajo, y la suave y ondulada costa sur al otro lado.

Después de comer y descansar, volvimos a las dos ruedas y dejamos atrás el lago al desviarnos al norte hacia Tapolca, una pequeña ciudad con un centro precioso y unas cuevas inundadas bajo el pueblo que se pueden recorrer en pequeñas barcas de remos. Aquí tenéis algo más de información (en húngaro, eso sí). Además de las cuevas, merece la pena mencionar la plaza principal, con un gran estanque y un río con un molino que se adentra en un parque. Cenamos en un sitio llamado Dream Team. Nuestra pensión en Tapolca se llamaba Boszorkány tanya, en la calle Bajcsy-Zsilinszky número 1.


Vistas de los viñedos y el lago desde la terraza de Kisfaludyház.

Lago en el centro de Tapolca.

Tapolca.


El 4º día ya fue más suave, fueron otros 30 kilómetros de bici, pero eso sí, el camino se alisó bastante, pues dejamos atrás la costa norte, llegando a Keszthely a mediodía, tras cruzar Balatongyörök y Gyenesdiás. Paseamos por el centro y visitamos los jardines del precioso palacio Festetics. Para cenar fuimos al paseo cercano a la playa, en un restaurante llamado Parti Csárda, que cuenta con una excelente sopa de pescado. Dormimos en Keszthely en una pensión llamada Írisz vendegház, en Apát utca 17.


Palacio Festetics de Keszthely.

Pueblo de Csopak al fondo.


El 5º día fuimos hasta Fonyód, en unos 40 kilómetros por la plana y agradable costa sur del lago, un recorrido fácil de pedalear que permitía para a descansar a la orilla e incluso darse algún que otro baño. Claro que no había las espectaculares vistas del norte, pero venía bien algo de descanso. Paramos en Balatonberény, pero Balatonkeresztúr o Balatonfenyves eran igual de sugerentes, con césped para tomar el sol y zonas de baño kilométricas. Ya por la tarde recorrimos los últimos kilómetros hasta Fonyód, donde dormiríamos ese día en una pequeña casa muy acogedora situada en el jardín de la casa de la dueña, Kristinusz Vendegház en Szent István utca 59.


La costa sur del lago es totalmente plana, al contrario que la norte.


El 6º día fuimos desde Fonyód hasta Zamardi, a apenas 10 kilómetros ya de Siófok, donde terminaría nuestra vuelta al lago que comenzó una semana atrás. Desayunamos al poco de salir de Fonyód en una cafetería salida de los años 70 en pleno socialismo, que fue el café más rico de todas las vacaciones, lástima que no recuerde el nombre del sitio. Más tarde volvimos a parar a tomar una cerveza en una terraza a pie de bicicarril y comimos un gigantesco langos imposible de terminar. En un supermercado medio vacío y a punto de bajar la persiana hasta el siguiente verano compramos algo de fruta para comer en otra pequeña playita, y llegamos a Zamardi tras recorrer los 40 kilómetros de etapa, a una pequeña casa de madera que sería nuestro último alojamiento del Balaton (Akácos nyaraloházVak Bottyan utca 11, Zamardi). En el pueblo, muchas casas estaban ya cerradas a cal y canto, y en las que no, sus inquilinos hacían las maletas para regresar de su descanso estival.


Curiosas lápidas con forma de corazón del cementerio de Balatonudvári.


El 7º y último día estaba pensado de relax total, incluyendo tan solo apenas 10 kilómetros de pedaleo hasta Siófok, pero ocurrieron dos imprevistos: un pinchazo nada más salir y la lluvia, que apenas había hecho presencia hasta entonces (salvo la primera noche) vino con intención de quedarse indefinidamente, así que sacamos los chubasqueros y fuimos rápidamente hasta la estación de tren de Siófok, donde emprendimos el viaje de vuelta en tren, abortando nuestros planes de realizar la fotosíntesis en la orilla y descansar los músculos. Esta vez ya no era directo, y en Budapest hubo que bajarse en la estación de Déli e ir en bici hasta la de Nyugati, desde la cual tomar el tren a Szeged.


Atardecer en el Balaton.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Vuelta en bicicleta al lago Balaton (I)

Hace ya varios años tuve la suerte de realizar un viaje muy especial: bordear el Balaton en bicicleta, en un viaje de unos 200 kilómetros durante una semana, con pequeñas etapas para poder disfrutar de los encantos del lago y sus alrededores. Sobre el Balaton he escrito ya varias entradas en este blog, así que me limitaré a contar mi viaje en general, que puede servir de referencia para aquellos que se dispongan a hacer lo mismo.


Mi bici y el Balaton de fondo.


INFORMACIÓN BÁSICA:

Para llegar al Balaton el tren es la opción más cómoda. Nosotros comenzamos la vuelta al lago en la ciudad de Siófok, la más fácil de alcanzar desde casi cualquier lugar del país, y considerada de facto la capital del Balaton. Desde Budapest hay una cantidad enorme de trenes en verano, y salen desde la estación de Déli (sur), situada en Buda al final de la línea 2 de metro (la roja). Nosotros fuimos desde Szeged, en verano también hay trenes directos desde allí (aunque pasan por Budapest, pero no hay que hacer transbordo, tardan unas 4 horas). Aunque en el lago pueden alquilarse bicicletas en casi todos los pueblos, yo llevé la mía propia, ya que al menos entonces el suplemento de la bici al Balaton en tren era muy barato (no así para otros sitios), así que si tenéis bici en Hungría no merece la pena alquilar. En los trenes suele haber un vagón especial para bicis, donde se dejan candadas. Es importante comprar el ticket de bicicleta, que no se os olvide.

En cuanto al alojamiento, sin duda la opción más cómoda es el hotel (szálloda en húngaro), aunque nosotros nos decantamos por las pensiones (Panzió en húngaro), que en realidad son casitas independientes o partes de la casa que los dueños alquilan (separadas de donde ellos viven, sobre todo el piso superior es muy típico, al que solo se accede desde unas escaleras en el jardín). Nosotros fuimos con las etapas ya planeadas y las pensiones reservadas para cada noche. Encontrar alojamiento para una sola noche a veces no es fácil, algunos dueños prefieren mandarte a freír espárragos y esperar que alguien les reserve una semana o varios días. Claro que no siempre les sale bien la jugada. En cualquier caso no es muy difícil encontrar alojamiento, pero después de pedalear muchos kilómetros no nos apetecía tener que estar buscando un sitio para dormir, así que fuimos ya con todo reservado. Elegimos pueblos pequeños en vez de sitios más grandes y turísticos, para estar más tranquilos y porque además es más económico. Todas estuvieron my bien y las recomiendo. No estoy seguro de si siguen funcionando, pues han pasado ya unos años, en cualquier caso os dejo sus nombres y direcciones por si os interesan.

Sobre el camino, mencionar que en casi todo el recorrido hay un carril bici exclusivo y separado del tráfico y que es una ruta bastante popular dentro de Hungría, el problema es que al entrar a los pueblos muchas veces desaparece en la calle principal, y a la salida no siempre es fácil volver a dar con él. Aún así muy pocas veces nos salimos del recorrido, y siempre lo volvimos a encontrar enseguida. Nosotros fuimos sin GPS ni smartphone ni nada (eran otros tiempos), así que dependíamos exclusivamente de señales, carteles y mapas de los pueblos. Hoy en día se pueden descargar desde internet rutas establecidas al móvil y seguirlas fácilmente con el GPS, pero ya digo que aun así no es necesario.


Estos carteles verdes y amarillos indican el camino a seguir.

La mayor parte del recorrido dispone de un bicicarril exclusivo, muchas veces (no siempre) paralelo a la carretera.


Nosotros fuimos a contracorriente, cuando muchos volvían de sus vacaciones en el lago, justo al finalizar la temporada alta, lo cual fue sin duda un acierto. Los precios de los alojamientos eran más económicos y no había tanto agobio de gente. En general el turismo del lago es de un 50% de húngaros y 50% de extranjeros, la mayoría alemanes/austríacos con un importante número de otras nacionalidades que se acercan un día al lago desde Budapest, fundamentalmente en Balatonfüred y Tihany.

Por supuesto conviene llevar repuestos para la bici, por si ocurre algún pinchazo (cámara, desmontadores, bomba y llave inglesa si tenemos ruedas de tuerca). No obstante, en casi todas las poblaciones hay tiendas que reparan bicicletas, por lo que en caso de avería tampoco hay que andar más de unos kilómetros. También es buena idea llevar un chubasquero, de los que se meten arreguñados en una bolsita de plástico pequeña y apenas ocupan espacio, por si nos pilla un chaparrón.


EL RECORRIDO

Dividimos el tour en siete etapas: Siófok - Balatonfüzfö - Zanka - Tapolca - Keszthely - Fonyód - Zamardi - Siófok, recorriendo unos 30-40 kilómetros diarios (excepto el último, que hicimos tan solo 10). Solíamos desayunar un buen jegeskávé (literalmente "café helado", que en realidad es un café con leche y hielos al que se le añade una bola de helado de vainilla, nata montada y sirope de chocolate, una delicia en el verano húngaro que suele estar disponible en casi todos los sitios).


Mapa con el recorrido y los lugares donde dormimos cada noche.


Parábamos para comer, tomar una cerveza o un granizado, hacer fotos, bañarse en alguna playa o simplemente descansar, cuando veíamos algún sitio interesante. Me es imposible recordar todos los sitios, así que pongo tan solo algunos de ellos.

La primera vez que vi el lago (este fue de hecho mi primer viaje al Balaton), recuerdo que me impresionó. Nunca había visto un lago tan grande, con sus olas, la gente bañándose, y la otra orilla muy lejana, casi imperceptible.


Paseo por la costa de Siófok.


Llegamos sobre la una del mediodía a Siófok, dimos un pequeño paseo por el centro y comenzamos a recorrer en bicicleta los primeros kilómetros de la jornada. Nos dirigimos hacia el este, ya que realizamos el recorrido en sentido contrario a las agujas del reloj. Enseguida llegamos a la costa norte del lago, con sus múltiples y suaves colinas que dan lugar a un recorrido rompepiernas aunque muy bonito. La primera dificultad que nos encontramos fue la de cruzar las vías del tren, por una pasarela con escaleras y la bici a cuestas (hay pasos a nivel, pero ese fue el que nosotros encontramos en aquel momento), luego recorrimos las afueras de Siófok dejando atrás los enormes hoteles de la zona más turística para subir por una empinada rampa a las localidades de Balatonvilágos y Balatonkenese, desde donde hay unas espectaculares vistas del lago desde su extremo oriental. Esta parte del recorrido estaba bastante mal indicada, y nos desviamos del camino en un par de ocasiones, pero no supuso más que recorrer algunos kilómetros extra.


Puerto de Siófok, del que parten barcos hacia la costa norte (Balatonfüred y Tihany).

Fuente en el centro de Siófok. Sentarse aquí con un refresco es una idea excelente para descansar un rato. El ruido del agua y la humedad proporcionan una sensación muy agradable en verano.


El día era soleado y caluroso, pero el cielo comenzó a llenarse de nubes bastante feas, así que continuamos la marcha hasta Balatonfűzfő, donde dormiríamos la primera noche, tras recorrer en bicicleta los 30 kilómetros que la separan de Siófok. La pensión estaba bastante bien, a las faldas de un monte (llamada Veronika Panzió, en Balatoni út 199, Balatonfűzfő). Apenas habíamos llegado comenzó a llover. Cenamos cerca de allí en un sitio bastante económico y con unos platos muy ricos que os recomiendo sin duda, llamado 71-es Bisztró.


El resto del camino, en la siguiente entrada :)

viernes, 6 de marzo de 2015

Balatonfüred y costa norte

La costa norte tiene una oferta de ocio más variada en comparación con la sur, que como señalé en la anterior entrada, está más enfocada al turismo de sol y "playa". En el norte no hay discotecas ni grandes hoteles (salvo dos o tres en Füred). Los pueblos cubren las laderas de las pequeñas montañas, con las casitas cayendo hasta la orilla del lago. Balatonfüred, al este, es la ciudad más importante de la parte norte. En mi opinión, es la localidad más bella. En tren son casi dos horas desde Budapest. Además, al lado está la península de Tihany, el que seguramente sea el lugar más bonito de todo el Balaton. El mirador situado junto a la abadía es espectacular, como lo son las calles del pueblo, y su pequeño lago interior. Se puede llegar en autobús desde Füred en pocos minutos, o si llegamos en barco al puerto de Tihany (por ejemplo desde Siófok), se puede subir hasta arriba en el tren turístico que va por la carretera y sale del embarcadero.


Vistas desde Tihany.

Paseo junto a la abadía de Tihany.

Sin duda la penísula de Tihany es la zona más bella del Balaton.


La mayor atracción de Balatonfüred es su paseo costero, el llamado Tagore setány. Bajo el manto de unos enormes y preciosos árboles podemos pasear por la orilla del lago, donde viven multitud de cisnes y patos que, lejos de temer al ser humano, se acercarán en búsqueda de comida. En el paseo hay restaurantes, comida rápida, heladerías, bares y terrazas, además de los principales hoteles. Pero no solo eso, al lado del paseo hay un precioso parque, con calles empedradas que suben al centro de la ciudad, situado más arriba.



Paseo de Balatonfüred, la "capital" de la costa norte.

Un buen lugar para probar el típico Hekk (merluza rebozada) con una refrescante cerveza.


En cuento abandonamos la zona costera comienza la típica ciudad media húngara. Al igual que Siófok, el barrio pegado al lago es como un "complejo vacacional" (en húngaro: üdülötelep), mientras que el pueblo en sí está un poco más alejado del agua. Esta parte interior tiene además bastante aire de la época socialista. Su estación de tren, el centro comercial y los bloques de apartamentos le dan un aire muy "szoci", como dicen los húngaros.

El lago mantiene ese toque exótico para los occidentales de la época socialista, cuando comenzó el auge del turismo y se levantaron hoteles, se construyeron estaciones de autobús y tren que aún hoy en día son las que siguen dando servicio a la zona. En general la zona costera ha sido renovada, pero la parte más interior de las poblaciones, donde viven los autóctonos, sigue manteniendo la esencia del pasado.


La zona interior permanece congelada en el tiempo, con edificios del socialismo, como este centro comercial y las viviendas adyacentes.

Estación de tren de Balatonfüred.


Por otra parte, en Balatonfüred hay un par de zonas de baño de pago: Kisfaludy strand, cuya entrada cuesta 680 forint, y dispone de zonas verdes, árboles y columpios, y Eszterhazy strand, que vale 980 forint y dispone de alguna piscina para niños (supongo que por eso es algo más cara).

Al lado de Füred está Csopak, uno de los pueblos más bonitos del Balaton, en una ladera, y presidido por una pequeña iglesia y un parquecito con encanto (a la que se llega tras subir una infinita cuesta). También hay una playa de pago bastante famosa, y varios restaurantes muy recomendables, como Kerekedi csárda.

En el lado oeste del lago la referencia es Keszthely, junto con Siófok los municipios más poblados del Balaton. Cuenta con el romántico palacio Festetics y vistosos jardines con fuentes (al menos cuando yo estuve a los jardines se accedía de forma gratuita, la entrada al palacio era de pago). La playa es similar a las del resto del lago y la ciudad no ofrece mucho más, salvo la calle principal que sube hasta el palacio. El resto está muy descuidado (pero esto es una constante en toda Hungría: calle principal recién renovada e impoluta y el resto, incluyendo calles adyacentes, se cae a pedazos).


Palacio Festetics de Keszthely.


En la zona de Badacsony están las bodegas más famosas del Balaton, y es que el microclima del lago y las suaves colinas del norte son el escenario ideal para el cultivo de la vid. Junto a las bodegas hay buenos restaurantes. Sin duda los mejores con aquellos situados ladera arriba, con terrazas espectaculares desde las cuales se pueden disfrutar de magníficas vistas al lago mientras degustamos la cocina tradicional húngara y la maridamos con los caldos magiares. Mi favorita es Kisfaludyhaz, que está en lo alto de una colina (puede subirse en taxi, en bici o andando, depende de cada uno), con música en directo, unas vistas impresionantes del lago y con unos precios que están bastante bien teniendo en cuenta lo que ofrece.


Restaurante Kisfaludy, no dudéis en ir aquí si venis a Badacsony. La subida merece la pena (también se puede subir en taxi).

Y las vistas desde la terraza del restaurante, con el Balaton de fondo y los viñedos en la ladera de la montaña.


En Szigliget hay un castillo en ruinas, situado en la aplanada cima de un monte, desde el cual hay inmejorables vistas del lago, las viñas que cubren las laderas como un manto y las pequeñas poblaciones salpicadas por costa e interior.

Para ir a Balatonfüred hay que tomar un tren desde la estación de Budapest-Déli (en Buda, al final de la línea de metro 2). El viaje dura alrededor de 2 horas, y viaja por la misma vía que el tren de Siófok hasta poco antes de llegar al lago, cuando se desvía hacia el norte, y recorre la costa hasta terminar en Tapolca.


Plano del Balaton.
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